De eses días en los que te despiertas y no quieres levantarte. Te encoges, te quedas hecho un nudo, apretándote, comprimiéndote en cama. Y no quieres salir. Estas tan apretado y a la vez tan suelto... Suelto porque falta algo. Y que quema. Me faltas tú. Y eso me quema más. Me hiere, me quema por dentro más que nada. Me siento vacía, sin fuerzas, sin aire para respirar. No tengo ni ganas de vivir. Existo, lastimada, sin poder hacer nada. Estoy tan dolida que no puedo ni remediarlo, y cuanto más tiempo pasa, más impotencia es la que siento. Intento rellenar la falta que tengo con todo lo que puedo, y sigo sin poder. Es una jodida enfermedad que ni tiene nombre ni cura. Es una enfermedad que consiste en no ser nada ni nadie. En dejar el tiempo correr. Solamente estar rodeado de dolor y nostalgia. Y no ser capaz de sentir nada más. Es querer levantarse pensando 'Otro maravilloso día a su lado' sin tener que ser consciente de que es mentira. Es usar el último aliento que te queda para decir que estás bien, que solo tienes sueño o qué se yo, que no quieres sopa.
Y acabarte, sin más, desintegrarte.
Estoy un poco rota, pequeño. Un poco demasiado, quizá no valga la pena repararme, quizá sea mejor que me tires y compres una nueva. Doy mucho la lata con mis averías, pero no es siempre mi culpa cuando me estropeo por dentro. A veces son daños irreversibles, cosas irreparables; pero intento ignorarlas para no hacerte daño a ti, explicándote el mal estado en el que estoy. Amor, te echo de menos, y deberías saberlo. Cada día me acuerdo de ti, de tus dulces palabras resonando en mi oído, de tus te quiero, tus 'Jo, Lú...' y tus estupideces. ¿Cómo voy a olvidarte yo ahora? Me resulta tan imposible imaginar que no existes...
No olvides nunca todo lo que te debo.
Algún día te devolveré la vida, tal como tú a mi me la diste.

No hay comentarios:
Publicar un comentario