sábado, 17 de marzo de 2012

Now I'm a hater.

Yo solía ser feliz antes de que se pusiera de moda. Solía salir a la calle sonriendo sin necesidad de alterar mi estado con droga alguna. Normalmente, salía de casa cuando estaba lloviendo porque me gustaba mojarme. Y cuando hacía sol, iba a cualquier lado donde me diera de pleno, hasta que me quemara y tuviera esa sensación de que se te derrite la piel. Pero mis días preferidos, eran en verano, cuando estaba el cielo totalmente nublado. Un calor grisáceo perfecto para tumbarse en cualquier calle a dejar que la vida se te escape como el humo que desprende tu cigarro. Y yo era feliz, teniendo poca cosa estaba bien, pero con todo lo que tenía yo, aquello era más que estar bien. Era una euforia continua. Dormir sonriendo y tras 6 horas de sueño levantarse a carcajada limpia. Era genial.
Hoy ya se me pasó. Ahora todo el mundo es feliz. Los veo y pienso '¿Yo era así de estúpida?' Y no puedo evitar reírme. Todo el mundo vive soltando euforia por todos lados, como su sufrieran una trisomía 21. Y yo aquí, existiendo sin más. Vivo para salir de mi casa y hacerles sonreír de vez en cuando. Les demuestro que no estoy sufriendo aunque es posible que me esté carcomiendo la muerte por dentro. Ahora no dejo que mi vida se escape, es que la obligo a irse, fumándome todo lo que encuentro. De vez en cuando dejo que las sonrisas vean la luz, recordando viejos tiempos, cuando aún eran buenos. Voy por la calle, andando sin más, y mi único objetivo de cada día es acabar viva. Si consigo un porro que cunda y una birra, me pongo matrícula. Paso las clases moviendo la tinta de los bolígrafos, pensando en llegar a casa y acostarme en cama hasta el día siguiente. Y llego a casa, me acuesto y solo pienso en que llegue la hora de volver a clase.
No soy feliz. Pero tengo asumido que nunca llegaré a serlo. Y no me encuentro mal.
Con eso debería ser suficiente.

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